JP Morgan: “Los inversores no entran en España por culpa de la clase política, no por la crisis”

Hasta los bancos de inversión reconocen ya que mientras empresas y trabajadores han realizado un sacrificio brutal, la clase política es el gran lastre, por su incapacidad para el consenso, la falta de concreción con los ajustes y su corrupción.

“¿Cómo es posible que no haya consenso para nada entre la clase política?”, se preguntaban los clientes de JP Morgan después de haber estado en España la semana pasada de road show, invitados por el propio banco de inversión. En los últimos tiempos han pasado numerosos fondos y clientes de la banca de negocios por el país, con ganas de ver los avances y el efecto de los ajustes. El resultado es claro: la sociedad y la empresa están haciendo sus deberes, pero los políticos son un desastre total. Los del Gobierno y los que no son del Gobierno.

“Los escándalos políticos e institucionales están haciendo mucho daño a la imagen de España en el exterior”, a pesar de que el nuestro “se considera un país de lo más atractivo que hay en Europa para invertir”, sometido a un brutal ajuste “que pocas economías podrían aceptar”, apuntan en una nota interna.

“La semana pasada nuestros analistas recorrieron Madrid con inversores y comprobaron cómo la profunda recesión, el alto desempleo y la inevitable austeridad no parecen todavía estar incitando a los políticos a trabajar juntos para encontrar una solución que ayude a reavivar la confianza de los inversores”.

Sonrojante

Y añaden, con sonrojante pero meridiana claridad: “Varias regiones tiran por su lado y parecen no darse cuenta del mensaje tan malo que lanzan al extranjero. Este sería un momento muy bueno para diferenciarse de Italia y no se está haciendo. El pacto que ha firmado Peña Nieto en México es un buen ejemplo de lo que se podría hacer”.

En este sentido, la banca sofisticada (que al final, constituye el principal canalizador de inversiones ya que tiene una gran influencia en las decisiones finales) ha visto siempre con profundo desagrado los movimientos secesionistas que se empeñan en persistir. Tampoco en el plano sociológico hay gran entusiasmo por este resquebrajamiento.

Mientras el ruido político sube de tono, JP denuncia que faltan muchos avances, como la reforma energética, la limpieza definitiva de los bancos y “otras cuantas que no sabemos dónde están porque hace meses que no vemos un calendario de reformas. (…) La incertidumbre en las reformas y regulaciones son de lo peor que puede haber para el inversor extranjero”.

Para los bancos, también son un cáncer

Incluso el analista financiero de JP Morgan, Jaime Becerril, publicaba tras estos encuentros un largo informe sectorial en el que señalaba a la clase política como gran problema del sistema bancario. Su largo escrito, de 22 páginas, empezaba así: “La pasada semana estuvimos de visita por Madrid con inversores (insiste), que vieron cómo la profunda recesión, desempleo masivo e inevitable austeridad no parecen llevar a los políticos a trabajar de manera conjunta para encontrar soluciones que revivan la confianza del inversor. (…) Las luchas internas de los políticos y sus lentas medidas están dificultando las inversiones”.

Podría pensarse que JP ha tenido algún desencuentro con el Gobierno o algún político, pero no sólo son ellos los que han estado paseando a sus clientes y analizando el panorama. También la semana pasada alrededor de una veintena de fondos de inversión de Australia, EE UU y norte de Europa eran convocados por Chevreaux (el bróker participado por Credit Agricole) en el hotel Villamagna para escuchar a Álvaro Nadal, jefe de la Oficina Económica de Presidencia.

Según fuentes presentes, los inversores salieron gratamente sorprendidos por dos cuestiones: la reducción de los costes laborales unitarios y la rápida consecución de balanza por cuenta corriente positiva de la economía, que está facilitando, a su vez, una menor dependencia de la liquidez del Banco Central Europeo (BCE).

Es decir, “la sociedad ha aceptado que tocan salarios más bajos, lo que permite a las empresas ser competitivas dentro. Pero además, las compañías han salido a competir duramente al exterior.” La inversión de la curva de la balanza por cuenta corriente en apenas tres años “es un proceso más intenso que el que puedan haber tenido las devaluaciones de Solchaga”, comentaban los expertos presentes.

Sin embargo, los inversores “salieron seriamente preocupados por la lentitud de la reforma financiera, la resistencia a reducir el tamaño de lo público y el marco energético cambiante, que genera inseguridad jurídica”. Un discurso idéntico al que esboza JP Morgan, con los políticos como gran problema.

La sofisticada banca de inversión reconoce el esfuerzo de la sociedad y la dolorosa incompetencia de una clase política que es ya el principal obstáculo para la recuperación económica. Hace tiempo que la sociedad señala a los políticos como el gran mal del momento en los muestreos sociológicos. Pero que lo hagan los bancos de inversión no tiene precedente en España.

¿Qué medidas tomar?

JP no solo destruye con su discurso: “¿Qué medidas hacen falta?”, señalan en sus conclusiones. No sólo más financiación para el estado, sino “impulsar a las empresas; que son ellas y no los políticos los que tienen que crear riqueza y trabajos.” Es preciso atraer al inversor extranjero, señalan, ya que “si una cosa nos quedó clara de nuestro último viaje es que de la crisis no se sale sin ellos. Hacen falta normas más flexibles, que permitan que las empresas que no van bien se reestructuren o liquiden, pero que no se incentive el mantener negocios (i.e. ladrillo) que no funcionan durante años.”

Un discurso que parece ciencia ficción en los actuales tiempos. Los bancos citados hacían estas reflexiones desde las experiencias de la semana pasada, pero en esta, ya ha habido testimonios dolorosamente crudos sobre la talla de la clase política doméstica. Una auténtica ducha fría para la sociedad y los inversores… que, por otro lado, es lo que recomienda Arias Cañete.

 

Fuente: http://vozpopuli.com/economia-y-finanzas/24245-jp-morgan-avisa-los-inversores-no-entran-en-espana-por-culpa-de-la-clase-politica-no-por-la-crisis

Carta de la Amical Mauthausen

COSPEDAL Y EL NAZISMO

«Deportados, deportadas, hijos, hijas, nietos y nietas» del exterminio nazi piden la dimisión de Cospedal y se solidarizan con La PAH.

18 de Abril de 2013 / Enric Garriga (Secretario de Relaciones Internacionales de Amical Mauthausen)

Desde la Amical Mauthausen y otros campos, queremos expresar nuestro malestar e indignación por las palabras de la señora María Dolores de Cospedal, que consideramos una banalización del horror nazi y un desprecio hacia los millones de víctimas de los campos de concentración y exterminio del III Reich y todos sus familiares, muchos de los cuales forman parte de esta organización. Pedimos una rectificación inmediata a la secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha, sin excusas, dado que sus palabras son tan graves que en muchos países son consideradas un delito y perseguidas por la justicia. Nosotros, deportados, deportadas, hijos, hijas, nietos y nietas, que hemos vivido directa o indirectamente lo que es de verdad la barbarie nazi, no podemos tolerar que se siga menospreciando a los millones de muertos y el sufrimiento de los que pudieron sobrevivir a los campos de concentración para poder explicarlo al mundo. No podemos permanecer callados cuando se falta a la memoria de aquellos que fueron encerrados, torturados, anulados y exterminados por motivos políticos, religiosos, étnicos o de tendencia sexual. Las declaraciones de la señora Cospedal comparando los escraches de la PAH con el nazismo solo se pueden entender por ignorancia o por mala fe. Si es por ignorancia, y resulta que la secretaria general del partido que gobierna España no tiene ni idea de lo que significó el régimen nazi, desde la Amical estaremos encantados de invitarla a que nos acompañe a una de las visitas que periódicamente realizamos con grupos estudiantes a los campos de concentración de Mauthausen o Buchendwald. Así aprenderá lo que representó el nazismo y, además, será toda una novedad ver a alguien del Gobierno español acompañando a los deportados y sus familiares en una visita a los campos. Si, por el contrario, resulta que las declaraciones de la señora Cospedal son producto de la mala fe, le pediríamos que dimitiera inmediatamente de sus cargos, porque entendemos que en una sociedad democrática y en un supuesto estado de derecho no es aceptable que un cargo político y público de su relevancia se dedique a banalizar el nazismo solo para atacar a un grupo de personas que se han organizado para defenderse ante los abusos y la injusticia del gobierno y las élites financieras. Nuestra total solidaridad con la PAH y con los movimientos sociales que día a día hacen frente y dicen basta a los abusos de un sistema político y económico que cada día se demuestra más inhumano.

Galdós, 2013

Leo en una antología de fragmentos de Galdós (Editorial Rey Lear), «La fe nacional y otros escritos sobre España«, el siguiente texto fechado en 1912, página 69:

9788494040672

«Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el Poder son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve; no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza, pobrísima y analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos…”
Han pasado cien años, pero realmente parece escrito ayer mismo. Y continúa:
“Si nada se puede esperar de las turbas monárquicas, tampoco debemos tener fe en la grey revolucionaria (…) No creo ni en los revolucionarios de nuevo cuño ni en los antediluvianos (…) La España que aspira a un cambio radical y violento de la política se está quedando, a mi entender, tan anémica como la otra. Han de pasar años, tal vez lustros, antes de que este Régimen, atacado de tuberculosis étnica, sea sustituido por otro que traiga nueva sangre y nuevos focos de lumbre mental».
¡Y ahora decidme que todavía creéis en esas quimeras de la democracia y el progreso…!