Daniel Raventós (Barcelona, 1958) tiene a sus espaldas una larga tradición de izquierdas, compartida con su condición de profesor en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona. En las dos últimas décadas se ha convertido además en uno de los referentes mundiales de la Renta Básica (RB), una idea con raíces históricas que ha resurgido ahora con fuerzas renovadas como respuesta ante la crisis.
La RB consiste en una asignación monetaria incondicional a toda la población. O lo que es lo mismo, una paga mensual por cuenta del Estado y por el mero hecho de ser ciudadano. La “idea”, según Daniel Raventós, beneficiaría a la gran mayoría de la población y ayudaría de entrada a eliminar “casi de golpe” la pobreza. De paso, serviría para imprimir un giro en la política económica de los últimos lustros, que ha estado al servicio exclusivo de los más ricos.
Los suizos esperan ya la fecha para someter la RB a votación en un referéndum, mientras más de 280.000 firmas han respaldado recientemente la iniciativa ciudadana europea por una renta básica universal. En San Sebastián se celebra el 31 de enero y el 1 febrero el XIII Simposio mundial que volverá a poner la audaz propuesta en candelero.
En situaciones de pérdida de empleo, la Renta Básica podría ayudar a que la situación fuera menos apremiante para muchos
Tú mismo recordabas recientemente lo que Arthur Clarke decía de las tres fases de cualquier nueva idea… La primera: es una locura y una pérdida de tiempo. La segunda: es posible pero no vale la pena. Y la tercera: ya te dije desde el principio que era una buena idea. ¿En qué fase está exactamente la renta básica?
Me gustaría decirte que casi en la tercera, pero no. Digamos que estamos aún entre la primera y la segunda. No toda la gente piensa como Orwell, cuando dijo en 1938: “No es posible para ninguna persona racional vivir en una sociedad como la nuestra sin deseos de cambiarla”. Y la Renta Básica es una forma de cambiar al menos algunos aspectos especialmente degradantes de la sociedad.
¿Estamos acaso en el mejor o en el peor de los momentos para reclamar la Renta Básica? ¿Hasta qué punto la crisis y las políticas de austeridad la han puesto en la picota?
Los partidarios de la RB siempre pensamos que sería una buena medida en momentos de bonanza económica. Pero la situación en la que estamos ahora, como resultado no sólo de la crisis sino de las medidas de política económica que la han acompañado, la hacen si cabe más necesaria y perentoria… En situaciones de pérdida de empleo como la que tenemos, la RB podría ayudar a que la situación fuera menos apremiante para muchos. También fomentaría las posibilidades de auto-ocupación. Como un ingreso regular, permitiría también planificar y ahorrar, y sería una herramienta formidable contra algunas de las formas de exclusión más extendidas, como el acceso a la vivienda. También serviría para estabilizar el consumo, y evitar de este modo la ampliación de las brechas de desigualdad económica y social.
Hay estudios que demuestran que con una Renta Básica, habría más motivación para buscar trabajos asalariados más ajustados a la formación profesional o a los gustos de cada uno
¿Y quién haría el trabajo peor remunerado?
Ese sería curiosamente otro efecto de la RB, que ayudaría a que los trabajos mal pagados estuvieran mejor remunerados.
Pero los críticos de la Renta Básica alegan que serviría para desincentivar el trabajo y crear una clase “ociosa”….
Las críticas han venido tanto de la izquierda como de la derecha. Que no se puede financiar, que sería un pretexto para desmantelar el estado del bienestar, que relegaría a las mujeres al hogar, que muchos preferirían no trabajar… La gente se confunde mucho en este punto. Hay estudios que demuestran curiosamente lo contrario: con una RB, habría más motivación para buscar trabajos asalariados más ajustados a la formación profesional o a los gustos de cada uno… Eso sí, está claro que la RB resulta molesta para quienes necesitan que una inmensa mayoría esté atemorizada ante la posibilidad de perder su empleo. Es lo que el economista M. Kalecki llamaba “el efecto disciplinador del trabajo”.
¿Quién ganaría y quién perdería con la renta básica?
Ganaría la sociedad en su conjunto. La cantidad de renta básica estaría por encima del umbral de la pobreza y sustituiría a cualquier prestación pública monetaria inferior. Eso garantizaría un mínimo de ingresos por persona que le permitiera al menos afrontar las necesidades más urgentes.
Si alguien está en el paro y cobrando 800 euros. ¿Cómo quedaría su situación con la renta básica?
Pongamos que la RB es de 650 euros al mes. Si cobras 800 de asignación pública, sigues cobrando 800. No ganas ni pierdes nada. Si no vives con nadie más, no hay nada más que añadir… La persona que más gana sin duda es la que no tiene nada, pues ganaría 650 euros limpios. Quienes perciban hoy por hoy una asignación pública de 500 euros, con la misma renta básica hipotética de la que estamos hablando, ganaría 150 más todos los meses.
Podría financiarse con el sistema actual, desviando partidas de otras prestaciones sociales que quedarían suprimidas
¿Pero de dónde saldría el dinero para costearla? ¿No habría acaso que subir los impuestos y aumentar el gasto público?
Podría financiarse con el sistema actual, desviando partidas de otras prestaciones sociales que quedarían suprimidas. Se eliminarían en cualquier caso todos los subsidios monetarios inferiores a la renta básica y se mantendrían los superiores (como las pensiones). La educación y la sanidad públicas no se tocan… Para demostrar la viabilidad del modelo participé precisamente junto Jordi Arcarons y Lluís Torrens en un estudio de financiación concretado para Cataluña y en el 2010, en plena crisis. Estipulamos que la Renta Básica anual sería de 7.968 euros anuales, tomando como referencia la «renta de suficiencia» que fijan por ley los Presupuestos de la Generalitat. Y la financiación era posible con una reforma del IRPF y con el ahorro de las prestaciones suprimidas.
¿Hasta qué punto sería deseable implementar la renta básica en Cataluña, sin ir más lejos, o en poblaciones reducidas, a modo de experiencia piloto?
La RB sería más interesante en un espacio económico muy amplio. Cuanto mayor, mejor. Pero por supuesto soy partidario de empezar allá donde se pueda. Creo que en el Reino de España, especialmente en Cataluña y en el País Vasco (y en particular Guipúzcoa) somos una pequeña avanzadilla de la RB. En relación con otros lugares geográficos de Europa tenemos bastante avanzada la cuestión. Pero no estoy diciendo que la RB esté “al caer”, simplemente digo que tenemos un trabajo ya hecho que puede dar sus frutos.
¿Qué cabe esperar del XIII Simposio de Renta Básica que se celebra en San Sebastián el 31 de enero y el 1 de febrero?
Se van a plantear muchas cuestiones relacionadas con las críticas que hemos recibido, especialmente las referentes a la financiación. Hay que deshacer errores y explicar a la gente que la RB no se calcula simplemente multiplicando tanta población por tanta Renta Básica o tanto porcentaje del PIB. Tenemos que hacer un gran esfuerzo por explicarla mejor. En este sentido presentaremos un estudio sobre la viabilidad de la RB aplicada a Guipúzcoa (la Diputación Foral, por cierto, figura como coorganizadora junto a la Red de Renta Básica). Con nosotros tendremos, entre otros, al senador del Partido de los Trabajadores de Brasil, Eduardo Suplicy, uno de los veteranos de la RB.
La Renta Básica molesta a quienes necesitan que una inmensa mayoría esté atemorizada ante la posibilidad de perder su empleo
¿Cuánto queda para que la RB se convierta en una auténtica reivindicación política?
Tenemos que dar por hecho que determinados partidos y determinadas instituciones no van a tener nunca la voluntad política de impulsar la RB. Es más, están abiertamente en contra porque está en contra de sus intereses, como ha quedado en evidencia cuando se ha debatido la RB en el parlamento español. Está cada vez más claro que la política económica que se practica desde hace lustros beneficia a los más ricos y perjudica a la mayoría de la población. La suerte de la RB dependerá al final del número de personas que quieran defenderla y estén dispuestas a luchar por ella.
¿Cuál es tu balance de la reciente iniciativa europea sobre la Renta Básica? Se llegaron a las 280.000 firmas, pero faltaron muchas para el millón necesario…
Lo interesante ha sido que la iniciativa ha servido para que en muchos países europeos se hable por primera vez de la renta básica. Pero recuerda que la iniciativa europea no era para conseguir una RB sino para “estudiar la posibilidad”, algo que resulta menos estimulante. Creo que no ha llegado a calar en la opinión pública, pero al menos ha servido para que llegue a muchos sectores sociales. Aunque aún no podemos decir que la mayoría de la gente sepa lo que es la RB.
En Suiza, sin embargo, se ha convertido en tema de palpitante actualidad política y los ciudadanos se han movilizado para reclamar un referéndum…
Aún es pronto para sacar muchas lecciones de ese proceso porque no se ha concretado la fecha. Pero todo lo que suponga explicar la propuesta y llegar a sectores que la desconoce me parece bueno en sí.
¿Y qué se puede hacer para que el tema acabe calando en la opinión pública?
Es la pregunta del millón. Imagino que habrá que hacer un gran esfuerzo para explicar y razonar la propuesta, para que una mayoría social la vea como una buena idea. Hay momentos, como éste, en los que todo el mundo quiere hablar de ella, y otros en los que no se le presta demasiada atención. Lo cierto es que desde mediados de los ochenta ha provocado debates interesantes, y otros totalmente prescindibles. El hecho de que la RB tenga partidarios de derechas (pocos) y de izquierdas (bastantes más), así como detractores de derechas (muchos) y de izquierdas (bastantes menos), despista a más de uno. Pero hay un argumento que convendría recordar y que hasta los más firmes defensores del pleno empleo deberían tener en cuenta: la aplicación inmediata de la renta básica conseguiría mejorar la situación de los más débiles y eliminaría casi de golpe la pobreza. No es poca cosa.
Una paga para todos
Una paga básica para todos. Por el mero hecho de ser ciudadanos y sin condiciones de ningún tipo. Se tenga o no trabajo. Unos 500 euros todos los meses, por cuenta del Estado. Para atender las necesidades más acuciantes, escapar de las garras de pobreza y abrirse paso en la vida con una mínima cobertura económica.
La idea puede parece revolucionaria,pero lo cierto es que lleva siglos dando vueltas (More, Vives, Paine, Fourier, Tobin). La Renta Básica, que aspira a garantizar un ingreso mínimo a cada miembro de pleno derecho de la sociedad, vuelve ahora a la palestra en el «peor» o el «mejor» de los momentos. Según se mire.
El 14 de enero concluyó la recogida de firmas para la Iniciativa Ciudadana Europea por una Renta Básica Incondicional. Y aunque no se llegó al millón de peticiones para elevar el tema a la Comisión Europea, lo cierto es que la mecha ya ha prendido en países como Portugal, Grecia, Bulgaria o Eslovenia. En Alemania y en Francia, el debate se remonta a hace casi tres décadas, al igual que en otros países europeos donde ha sido más activa la red BIEN, creada en 1986. En España, la Red de Renta Básica ha sido especialmente activa en la última década.
El ejemplo más palpable y cercano lo tenemos sin embargo a las puertas de la UE, en Suiza, que celebrará en los próximos meses un referéndum sobre la Renta Básica… Cuesta creerlo, pero en la privilegiada Suiza la RB se ha convertido en uno de los temas «calientes» de este otoño-invierno. Mientras las políticas de austeridad y el desmantelamiento del estado del bienestar gana terreno en los países en crisis, los ciudadanos suizos arremeten contra sus políticos y descargan ante el Parlamento un camión lleno de calderilla para reclamar su «paga» básica (que en su caso ascendería a 2.500 francos, unos 2.000 euros).
En Alaska, por ir más lejos, las familias reciben ya una renta«incondicional» por cuenta de los dividendos de petróleo. Esa pequeña paga anual (900 dólares) ha bastado para convertir el estado norteamericano en el más igualitario de la Unión y en lograr notables mejoras en los indicadores sociales.
En el pueblo canadiense de Dauphin, en Manitoba, se llevó a cabo en los años setenta un experimento similar: el «mincome». Los cheques del Gobierno local a más de mil familias sirvieron para erradicar temporalmente la pobreza, disminuir drásticamente los ingresos en los hospitales y mejorar el rendimiento escolar.
La Renta Básica, que hasta ahora se veía como una medida más o menos utópica para tiempos de bonanza económica, vuelve a aflorar sin embargo en tiempos críticos y como respuesta a tres de los problemas más acuciantes a los que se enfrenta la sociedad española: la pobreza, el desempleo y la desigualdad económica.
Fuente: http://www.elcorreodelsol.com/