por Javier Pizarro
Existe desde el mismo instante en que existe la vida y, aun así, no somos capaces de hablar de ella de tú a tú. La vida y la muerte son las dos caras de la misma realidad y muchos artistas y escritores la han abordado a través de los libros ilustrados. En este artículo sugerimos nueve títulos que nos ayudarán a hablar de ella con los más pequeños, pero también con los mayores y con nosotros mismos.
La curiosidad natural de los niños es insaciable, y sobre todo respecto a esos temas que los adultos y la sociedad tienden a evitar. La muerte en muchas civilizaciones es un tema tabú, y en la nuestra en particular. Y mucho más cuando se trata de explicársela y acercarla a los niños. Pero ocurre algo curioso, y es que los niños son conscientes de ella mucho antes de que nos demos cuenta. Deberíamos saber que la muerte es parte de su vida cotidiana, a diario ven insectos muertos en el patio del colegio, se cuelan en sus vidas docenas de muertos a través del cine y la televisión y en ocasiones fallece alguien cercano y querido. Y es aquí donde más problemas nos surgen. No hablar del tema genera en los niños muchas inquietudes y dudas. El temor a lo desconocido es peor que la propia realidad. Es injusto que vivan en silencio este tipo de situaciones, porque en su cabecita aparecerán muchas preguntas que van a necesitar respuestas. Si ya para los adultos es difícil encontrar las respuestas y verbalizarlo, para un niño es una montaña rusa de emociones completamente desbocada.
Y es que a pesar de ser un hecho ineludible de la vida, tememos enfrentarnos a ella y, por extensión, tendemos a sobreproteger a los más pequeños de la casa. Vivimos en una sociedad donde la muerte cada vez se vive más lejos de la cotidianidad; antes se moría en casa, se velaba en comunidad…, ahora todo eso queda alejado de nuestro entorno. Y lo más habitual es tratar el tema a través de terceras personas y con una representación reconfortante del cielo. Muchas veces, intentando evitar el tema y tratando de impedir que sufran, transmitimos ideas equivocadas, temores, aumentamos sus preocupaciones y no ayudamos a que superen su propio duelo.
Es cierto que hablando no vamos a solucionar el problema, pero al no abordarlo con madurez, lo único que hacemos es limitarnos en nuestra capacidad de poder ayudar y de dotar a los niños de recursos y palabras que les puedan ayudar a comprender y a vivir con el concepto de la muerte y con las situaciones que acarrea. Si no, van a sentir y vivir experiencias que no sabrán muy bien cómo gestionar.
Para un niño no es fácil comprender que la muerte es el final natural del recorrido de todo ser vivo. En los primeros años entienden la idea de la muerte como algo reversible, atemporal e impersonal. Esta idea se ve reforzada en parte al ver dibujos animados que vuelven a la vida tras ser aplastados o explotados. Pero será un poco más adelante, entre los 6 y los 9 años, cuando empiecen a sospechar que la muerte es algo definitivo y es ahí donde comienza la verdadera angustia.
A un niño la muerte le genera sentimientos de culpa, de ira; en ocasiones se producen regresiones en su estado evolutivo y hasta pequeñas depresiones y problemas de comportamiento. Sobre todo si no hay a su alrededor adultos que le ayuden a afrontar el tema, que le ofrezcan palabras para definir lo que sienten, que les dejen llorar a gusto… Un buen recurso para esto pueden ser los cuentos y los libros infantiles. Historias que contadas por otros puedan ayudarles a comprender el proceso y a elaborar el duelo, el concepto… La distancia que aporta la fantasía resulta básica para ayudarles a entender la pérdida de un ser querido.
No pretendo con esta selección de nueve títulos abarcar todas las situaciones. Pero son historias que van a poder ayudar a los niños a superar el proceso del duelo. Y seguramente también a muchos mayores.
‘No es fácil, pequeña ardilla’. Elisa Ramón y Rosa Osuna. Kalandraka.
Perder a alguien querido no es nada sencillo, y esta inteligente historia contada con gran elegancia permite a los niños y niñas a que perciban de un modo natural la experiencia de la muerte. Una pequeña ardilla vive su particular duelo, donde inevitablemente aparecen sentimientos de ira, tristeza… Tan triste se siente que piensa que nunca jamás volverá a ser feliz. Y aunque con esta historia puede que los niños sientan cierto desasosiego, irán comprendiendo página a página cómo la pequeña ardilla es capaz de ir superando su propio duelo.
‘Nana vieja’. Margaret Wild y Ron Brooks. Ediciones Ekaré.
Nana Vieja y su nieta habían vivido juntas durante mucho, mucho tiempo. Habían compartido infinidad de cosas de la vida, pero una mañana Nana Vieja no se levantó como de costumbre para ir a desayunar; estaba enferma, muy enferma… Hasta que un día, haciendo un gran esfuerzo, pone con calma todas sus cosas en orden y realiza con su nieta un largo paseo para ver cosas maravillosas a modo de despedida. Esta historia que habla de la vida, de los momentos que compartimos con los demás, es de una belleza casi infinita. Ayuda al niño a disfrutar de los momentos del día a día y a ser capaz, aunque duela, de poder despedirse.
‘El árbol de los recuerdos’. Britta Teckentrup. NubeOcho.
Este álbum, reciente finalista del premio del Gremio de Libreros de Madrid 2014, nos cuenta el final de la larga y feliz vida de un zorro que, cansado, decide ir a buscar su lugar favorito en el claro del bosque para observar por última vez sus árboles y quedarse dormido para siempre. La nieve, junto con los animales del bosque, serán los encargados de ir despidiéndose del zorro. El silencio invade este historia hasta que cada animal que ha compartido la vida con el zorro van desgranando sus recuerdos. Esta historia, dulce y reconfortante, celebra la vida y todos los recuerdos que permanecen en nosotros tras la muerte de un ser querido. Y lo importante que es mantenerlos y compartirlos para que esa persona no muera definitivamente.
‘Una casa para el abuelo’. Grasa Toro e Isidro Ferrer. Libros del Zorro Rojo.
Una familia sale de paseo en busca de un lugar para enterrar al abuelo. Y tras mucho buscar, encuentran el lugar perfecto, un campo de girasoles. Allí darán sepultura al abuelo, pero a la vez también construirán una nueva casa donde todo continuará viviendo. Esta historia, simbólica y sutil, sobre los recuerdos y los seres queridos que permanecen en nuestras vidas, nos va a permitir hablar de la muerte desde otro punto de vista. Isidro Ferrer utiliza personajes afables para representar el ciclo de la vida, donde el pasado se convierte en el motor del futuro.
‘La balada del rey y la muerte’. Koos Meinderts, Harrie Jekkers y Piet Grobler. AH Pípala.
Un rey muy poderoso quiere comprender por qué se mueren las personas -los niños se hacen esta misma pregunta a menudo-. No entiende que en los tiempos que estamos no se haya encontrado un remedio para ello y conmina a sus sabios a deshacerse de ella, pues él no quiere morir. Con un buen plan, logran capturarla, pero aquello que parece tan bueno y divertido, la vida eterna, tal vez no lo sea tanto. Toda una reflexión al más alto estilo filosófico, que aparece en todas las cabecitas menudas de los niños. Una historia que aborda el tema cara a cara y que permite a los niños verbalizar aquellas cuestiones que se les plantean y que necesitan compartir para seguir creciendo y madurando.
‘¿Qué viene después del mil?’. Anette Bley. Takatuka.
“¿Qué viene después del mil?”, le pregunta la pequeña Lisa a su amigo Otto, con el que está aprendiendo a contar las estrellas. Lisa ya sabe contar hasta 16, pero en el cielo hay muchas más, por lo menos mil, le ha dicho el viejo Otto. Con Otto pasa ratos muy divertidos, pero un día se pone enfermo y muere al cabo de un tiempo. A Lisa le cuesta acostumbrarse a su ausencia. Es la mujer de Otto quien le hace comprender que, aunque no podamos ver a una persona, ésta puede seguir presente dentro de nosotros. Este álbum, galardonado con La Pluma de Plata, premio del libro infantil y juvenil de la Asociación de Médicos Alemanes, cuenta con gran habilidad lo importante que es hablar y sentirse arropado en los momentos del duelo. Lo reconfortante que son los buenos recuerdos. Este poético libro puede servir de consuelo para todas aquellas personas que hayan perdido a un ser querido.
‘Inés Azul’. Pablo Albo y Pablo Auladell. Thule.
Con Miguel se pueden hacer muchas cosas, siempre hay lío. Mandar a las hormigas a que caminen en fila india, pedir a los caracoles que no corran, que las piedras se estén quietas… Pero de pronto Miguel ya no está. Y unos dicen que no lo podemos volver a ver porque se quedó dormido. Y eso parece imposible: ¿cómo se puede ir alguien con la de cosas que aún quedan por hacer? La muerte siempre interrumpe y deja los finales abiertos. Por eso tenemos que aprovechar cada minuto de vida que tengamos, con nosotros mismos y con la gente que nos quiere y nos rodea.
‘Jack y la muerte’. Tim Bowley y Natalie Pudalov. OQO editora.
Jack traza un plan al encontrarse con la muerte y enterarse que va en busca de su madre enferma. Con gran astucia, Jack logrará atrapar al siniestro personaje en un frasco. Pero encerrar a la muerte en un tarro traerá consecuencias imprevisibles. Desde ese momento, nada se podrá morir y el mundo termina convirtiéndose en un caos. Esta versión del tradicional cuento británico La muerte atrapada en una nuez, creada por el prestigioso narrador Tim Bowley, ha logrado recorrer toda Europa y América hechizando al público con su historia.
‘El pato y la muerte’. Wolf Erlbruch. Barbara Fiore Editora.
El personaje de la muerte en este libro de Erlbruch es una acompañante silenciosa y leve como una pluma, siempre presente aunque no la percibamos. Desde hace un tiempo el pato notaba algo raro a su alrededor. “¿Quién eres? ¿Por qué me sigues tan cerca y sin hacer ruido?”, pregunta. Y la muerte le contesta: “Me alegro de que por fin me hayas visto. Soy la muerte”. El pato se asusta: “¿Ya vienes a buscarme?”. “He estado cerca de ti desde el día que naciste…, por si acaso…”. Este libro responde con sencillez y reflexión a las grandes preguntas a través de la poesía de sus ilustraciones y de su historia. Un libro para niños y también para adultos. Perfecto para esos padres que no saben qué contestar o no tienen preparada una respuesta simple y convincente para cuando los niños preguntan sobre la muerte.