Según William James, “al principio se tacha a las ideas nuevas y originales de absurdas; después se admite que son evidentes, pero se las considera insignificantes; por fin se reconoce su verdadera importancia… y los adversarios de ayer reivindican el honor de haberlas descubierto”. Los llamados «genios visionarios” no es sólo que se adelanten a su época, sino que, sobre todo, ponen en evidencia el retraso, la estupidez, la incapacidad de la mayoría.