Teología de la obesidad: Dios vs Satanás

obesidad

Y Dios creó la Tierra con espinacas, coliflores, brócoli y todo tipo de verduras y frutas, para que el hombre y la mujer pudieran alimentarse y llevar una vida sana. Y Satanás creó McDonald´s y McDonald´s creó el Big Mac.
Y Satanás dijo al hombre: ¿Lo quieres con patatas y cocacola?
Y el hombre dijo: Sí y en tamaño grande. Y el hombre engordó.
Y Dios dijo «HAYA YOGURT para que la mujer conserve la silueta que he creado de la costilla del Hombre».
Y Satanás creó el chocolate. Y la mujer dijo: «CON ALMENDRAS«, y la mujer engordó.
Y Dios creó las ensaladas y el aceite de oliva y vio que estaba bien.
Y Satanás hizo el helado, y la mujer dijo: «De nata y fresa«, y la mujer engordó.
Y Dios dijo: «Mira que les he dado frutas en abundancia que les sirvieran de alimento”.
Y Satanás inventó los huevos con chorizo y el hombre dijo: «Y con panceta«. Y el hombre engordó y su colesterol malo se fue por las nubes. Y Dios creó las zapatillas deportivas y el hombre decidió correr para perder los kilos de más. Y Satanás inventó la televisión por satélite y agregó el mando a distancia para que el hombre no tuviese que cambiar de canal con el sudor de su frente. Y el hombre dijo: «Y quiero cervecita y aperitivitos«. Y la mujer le acercó las patatas fritas, los palitos salados y cortezas y más chorizo y otra cerveza. Y vio Satanás que aquello estaba bien, y el hombre llegó a tener las arterias coronarias obstruidas. Y dijo Dios: No es bueno que el hombre tenga un infarto y entonces creó el marca pasos y la cirugía cardio-vascular y las unidades coronarias. Y Satanás creó… LOS HOSPITALES PRIVADOS. Y Dios, ya cansado, dijo… «ANDA Y QUE OS DEN MUCHO POR CULO«. Y creo el Partido Popular y en eso andamos…

La más fuerte prueba de independencia

«No quedar adherido a ninguna persona: aunque sea la más amada. No quedar adherido a ninguna patria. No quedar adherido a ninguna compasión. No quedar adherido a ninguna ciencia: aunque nos atraiga hacia sí con los descubrimientos más preciosos. No quedar adherido a nuestro propio desasimiento, a aquella voluptuosa lejanía y extranjería del pájaro que huye cada vez más lejos hacia la altura, para ver más cosas por debajo de sí (peligro del que vuela). No quedar adheridos a nuestras propias virtudes ni convertirnos en víctima de cualquiera de nuestras singularidades o pródiga liberalidad (el amor a sí mismo es una barbarie). Hay que saber reservarse: esta es la más fuerte prueba de independencia”.

Friedrich Nietzsche (Más allá del bien y del mal, aforismo 41)