“¿Hasta cuando, españoles, habéis de ser de corazón duro y obstinado? Ah, vosotros no sabéis o no queréis recapacitar el estado deplorable, la desgracia y la infelicidad a que estáis expuestos: ¡Qué dolor!… Yo bien sé que la continua y horrorosa guerra… las contribuciones para el sustento de la tropa, os hacen caer el ánimo y os abisman en interminable dolor. Si el gran Napoleón os propone abolir la dinastía de los Borbones, cuya familia os tiene tanto tiempo oprimidos baxo las fatales cadenas de una esclavitud infame… Y si por fín, correspondéis con una frialdad, con una indiferencia, y me atrevo a decir, con un desprecio como con el que fui recibido en todas las partes de mi tránsito: en Vizcaya, en Castilla, en Madrid… ¡Qué confusión! Porque qual sería la mía al ver que aquel día de mi pública entrada en aquella Corte, todas las puertas y ventanas estaban cerradas. Madrid, conocido en todo el Orbe por el pueblo más novelero… sin que el estímulo de arrojar moneda pudiese atraer a las calles de otra gente que la más soez del Barquillo y otros barrios baxos? Yo me corro, yo me avergüenzo… verme despreciado y burlado de tal suerte que…unos me llaman Pepe Botella, otros el tio Pepillo y el más modesto dice señor Josef. Soy, en efecto, su legítimo Rey nombrado por Napoleón, en quien han abdicado su corona y todos sus derechos los Borbones. ¿No será cierto que no queréis salir de vuestra infeliz situación?”
(Sermón que predicó el señor Josef Bonaparte, rey de España, en Logroño en 1808)
«Cada cual tiene su suerte, la tuya es de borracho hasta la muerte», caricatura de José Bonaparte (era abstemio).
Galdós pensaba que Cánovas pensó que Victor Hugo pensaría que el destino de España se torció por carecer de una “cabeza pensante”. España sufrió “un gozne de la Historia”.