No ves el río de llanto porque le falta una lágrima tuya.
Quien te quiere, si te quisiera solamente a ti, no podría quererte, porque no sabría como a quién ni como a qué quererte.
Todo lo que cambia, donde cambia, deja tras de sí un abismo.
A veces hallo tan grande a la miseria que temo necesitar de ella.
He llegado a un paso de todo. Y aquí me quedo, lejos de todo, un paso.
Han dejado de engañarte, no de quererte. Y te parece que han dejado de quererte.
Casi siempre es el miedo de ser nosotros lo que nos lleva delante del espejo.
![205325_10151105003225783_694840396_n[1]](http://www.lacajatonta.es/wp-content/uploads/2012/08/205325_10151105003225783_694840396_n1.jpg)
Las cadenas que más nos encadenan son las cadenas que hemos roto.
Éramos yo y el mar. Y el mar estaba solo y solo yo. Uno de los dos faltaba.
Cuando me hiciste otro, te dejé conmigo.