El Papa y los muros del Vaticano

“Necesitamos puentes y sentimos dolor cuando vemos a personas que prefieren vivir entre muros. Los constructores de muros, ya sean de hojas cortadas con cuchillos o de ladrillos, se convertirán en prisioneros de los muros que construyen. Una persona que piensa en construir muros, cualquier muro, no es un cristiano”.

Eso dice el Papa Francisco, el Papa de Roma, con sus santas narices.

Y podríamos alegar que es una cuestión de contexto histórico, que todos los países construyeron fronteras en el pasado para protegerse de sus enemigos o de las bestias. Pero las declaraciones las hace el Papa Francisco en el siglo XXI, no en la Edad Media, y los muros del Vaticano siguen cumpliendo una función hoy, que no es proteger de los lobos, ni siquiera de la loba de Rómulo y Remo.

Los muros actualmente se construyen para proteger las fronteras, algo muy legítimo. Todos los países protegen sus fronteras.

De modo que no es una cuestión de contexto histórico, no es por los muros, es por la hipocresía y contradicción de alguien que aboga por la apertura de fronteras al mismo tiempo que ostenta la jefatura del Estado de una teocracia y de uno de los territorios más restringidos del mundo. O que condena la venta de armas mientras la banca vaticana, según la BBC, financia operaciones de la CIA, o que arremete contra el capitalismo a la vez que amasa fortunas y oropeles entre sus fronteras.

La hipocresía y ausencia de gracia de venerar al Dios muerto, y no al vivo.

@RafaelGonzalo

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